sábado, 10 de enero de 2009

Los agujeros negros fueron antes que las galaxias

Un “jet” de partículas expulsadas por un agujero negro súper masivo fue visto impactando en una galaxia vecina. En el pasado se habían observado galaxias chocando entre ellas, pero es la primera vez que se puede observar un evento de tal violencia; este evento podría tener consecuencias devastadoras en las atmósferas de cualquier planeta vecino.La observación fue realizada con el telescopio de rayos X Chandra, el telescopio espacial Hubble, el Spitzer y también los radio telescopios terrestres “Very Large Array” (VLA) y el Merlin. El evento está ocurriendo a 1.400 millones de años luz de la Tierra en un sistema que posee dos galaxias vecinas, una de ellas con un agujero negro súper masivo en el centro. La mayoría de las galaxias (la Vía Láctea incluida) se piensa que posean un agujero negro en el centro, pero sólo algunos emanan unos jets muy poderosos y son conocidas como radio-galaxias (porque la frecuencia de la radiación emitida es la correspondiente a las ondas de radio.)En las imágenes se puede apreciar como el “jet” es expulsado de una de las galaxias, y al impactar con la otra, se deflecta desvía y parte de su energía se disipa. Los “jets” son formados por partículas que viajan a velocidades cercanas a la de la luz que son aceleradas por campos magnéticos en las proximidades de los agujeros negros. Emanan enormes cantidades de energía en forma de radiación especialmente en forma de rayos X y rayos Gamma. Además pueden viajar grandes distancias, como en este caso que se calculan 2 millones de años luz entre ambas galaxias.“Hemos visto muchos agujeros negros emanar ‘jets’ pero es la primera vez que vemos que uno de éstos impacta contra otra galaxia” dijo Dan Evans, uno de los investigadores principales del estudio que será publicado en el Astrophysical Journal. Las consecuencias para las atmósferas de planetas similares a la tierra serían catastróficas; por ejemplo, las capas protectoras de ozono de la alta atmósfera sería completamente destruida, llevando a una extinción masiva de cualquier forma de vida que se hubiera desarrollado.Sin embargo, los científicos afirman que es posible que una vez acabada la ola de destrucción causada por el jet, la energía y radiación que éste lleva a la nueva galaxia cause que se creen nuevas estrellas y planetas. “Aunque lo llamemos una Estrella de la Muerte, finalmente podría ser una fuente de vida para una galaxia más distante,” dijo el Dr. Hardcastle, co-autor del estudio
(Fotografía tomada de http://www.mercurialis.com/PRENSA/2008/Agujero%20negro%20destruye%20galaxia%20vecina.html)


¿Qué fue antes, la galaxia o el agujero negro supermasivo que está en su centro? Esta clásica pregunta de "¿el huevo o la gallina?" ha empezado a tener respuesta con los nuevos estudios de agujeros negros supermasivos situados muy lejos (en el espacio y en el tiempo) y todo indica que tras la Gran Explosión que dio origen al universo se formaron muy rápidamente los agujeros negros, que generaron las galaxias a su alrededor. Una galaxia es un conglomerado enorme de gas, polvo, estrellas y otros cuerpos celestes menores que se mantienen unidos por su atracción gravitatoria mutua.
La observación del universo muy joven sorprende a los astrónomos
Todas las galaxias que tienen la forma aproximada de una esfera, incluida la Vía Láctea que contiene nuestro Sistema Solar, tienen un agujero negro supermasivo en su centro. ¿Cuál fue el origen de esta asociación y cómo se desarrolló? Esto todavía no se sabe, reconocieron ayer los astrónomos de un equipo internacional que ha utilizado, entre otros, el radiotelescopio de Pico Veleta, en Granada, para sus observaciones. Hay muchas teorías, pero "tenemos que vivir con lo que el universo nos muestra y tratar de explicarlo", comentó resignadamente el astrónomo estadounidense Chris Carilli, en conferencia telefónica desde California, donde presentó el trabajo.
Se sabía que la masa del bulbo de una galaxia (su zona central y más densa) y la masa del agujero negro correspondiente mantienen una relación lineal, que no parecía depender ni de su tamaño ni de su edad. La primera es unas 700 veces mayor que la segunda. El agujero negro de la Vía Láctea, por ejemplo, tiene una masa de cuatro millones de soles.
Sin embargo, al disponer de instrumentos para observar mejor y más lejos, los astrónomos están descubriendo que esta proporción cambia en agujeros negros muy distantes. Observarlos implica que se están viendo cuando el universo era muy joven, por lo que tarda la luz en llegar a los telescopios que los observan.
Cuando el universo sólo tenía 1.000 millones de años (ahora tiene unos 13.700 millones de años), la proporción cambia, al menos en los pocos cuásares observados ahora, con radiotelescopios franceses, alemanes y estadounidenses, en los que se han podido pesar las galaxias. En ellos, la masa del bulbo galáctico es sólo de unas 30 veces la del agujero negro, frente al factor común de 700 veces.
"La relación lineal indicaba que el agujero negro y el bulbo galáctico se influyen mutuamente en su desarrollo", explicó desde California, donde se celebra la reunión anual de la Sociedad Americana de Astronomía, el alemán Dominik Riechers, también miembro del equipo. "La gran pregunta ha sido si uno surge antes que el otro o si se desarrollan al mismo tiempo, manteniendo la relación entre masas durante todo el proceso".
Ahora que se ve que al principio no se mantiene la relación, y que todo indica que los agujeros negros empezaron a desarrollarse antes, el gran desafío es saber cómo se realimentan los dos a lo largo de su existencia: "No conocemos el mecanismo que actúa ni la causa de que, en algún momento del proceso, se establezca la relación que consideramos estándar", reconoció Riechers.
Los astrónomos tienen puestas sus esperanzas para resolver éste y otros misterios del nacimiento de las estrellas y las galaxias en los nuevos radiotelescopios y telescopios de infrarrojos que se preparan. La ampliación del actual Very Large Array en Estados Unidos, la batería internacional de radiotelescopios ALMA que se construye en el desierto chileno de Atacama y en la que participa España, y el telescopio espacial James Webb, que sucederá al Hubble, son algunos de los instrumentos "que tendrán mayor sensibilidad y resolución para observar el gas en estas galaxias a la pequeña escala necesaria para hacer estudios detallados de su dinámica", explicó Riechers.
Tomado de www.elpais.com

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