Abrochénse el cinturón, nuestra galaxia gira más rápidamente, es más masiva y está en mayor riesgo de colisionar con otras de lo que se creía. Si aumenta la velocidad, como se ha comprobado ahora, eso quiere decir que aumenta también la masa, en este caso nada menos que en un 50%.
Así, según los nuevos resultados, la Vía Láctea sería 1,5 veces más masiva de lo que se estimaba, lo que la coloca en una situación de igualdad con Andrómeda, una galaxia cercana y hasta ahora considerada mucho mayor. Que sea más masiva implica un mayor tirón gravitacional, y por tanto un mayor riesgo de colisión en el futuro con alguna de las galaxias cercanas, incluida Andrómeda, ha explicado Mark Reid, astrónomo estadounidense que ha analizado los nuevos datos.
Las últimas medidas astronómicas, de gran precisión, indican que el Sistema Solar en que nos encontramos está a unos 28.000 años luz del centro de la Vía Láctea y gira alrededor del agujero negro central a una velocidad de unos 960.000 kilómetros por hora, una velocidad superior en unos 160.000 kilómetros por hora a la calculada anteriormente. Además, los astrónomos creen ahora que en la Vía Láctea hay cuatro brazos en espiral en vez de sólo los dos conocidos, en los que se forman nuevas estrellas.
Las nuevas medidas forman parte de un programa de observación a largo plazo con la batería de radiotelescopios VLBA de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos, y se han presentado en la reunión anual de la Asociación Americana de Astronomía en California. El mismo equipo ha presentado también las primeras observaciones de estrellas recién nacidas, situadas tan cerca del agujero negro central que los astrónomos no encuentran explicación para ello. Con una masa de cuatro millones de veces la del Sol, el agujero negro provoca a su alrededor violentas mareas gravitacionales que, en teoría, impedirían que se produjeran las condiciones necesarias para que se formen estrellas.
Las imágenes, obtenidas igualmente con radiotelescopios, de dos protoestrellas a menos de 10 años luz del centro galáctico, indican que el gas molecular en esa zona debe de ser más denso de lo que se creía, de forma que su gravedad supere la atracción del agujero negro. "No comprendemos todavía bien el ambiente existente en el centro galáctico", ha explicado Elizabeth Humphreys, que ha dirigido el trabajo. "Mediante la combinación de observaciones como las nuestras con trabajos teóricos esperamos conocerlo mejor y que nos sirva de modelo para extrapolarlo a galaxias distantes"
Como contribución a un mejor conocimiento del centro de la Vía Láctea el telescopio Hubble ha permitido construir una nueva y espectacular imagen compuesta, en infrarrojo, a partir de más de 2.000 observaciones realizadas a lo largo de casi cinco meses el año pasado. En la imagen, que se presentó igualmente ayer en California, se pueden observar con mucho mayor detalle las estructuras existentes en esa violenta región, en la que se observan poblaciones de estrellas masivas hasta ahora desconocidas y más dispersas que los tres grupos conocidos de estrellas masivas.
Además, el gas ionizado que rodea el agujero negro, una región de 300 años luz de diámetro, se muestra como una espiral brillante. En luz visible las nubes de gas y polvo impiden observar el centro de la Vía Láctea, pero esto no sucede en el rango del infrrarojo.
Tomado de http://www.elpais.com/
El siguiente fue el comentario que apareció, sobre el mismo tema, el miércoles 7 de enero, en http://www.observatorio.info/
¿Qué está ocurriendo en el centro de nuestra Galaxia Vía Láctea?
Para averiguarlo, los telescopios espaciales en órbita Hubble y Spitzer han unido sus fuerzas para estudiar la región en luz infrarroja con un detalle sin precedente.
La luz infrarroja es particularmente útil para escudriñar el centro de la Vía Láctea ya que la luz visible es en su mayoría oscurecida por el polvo.
La imagen de arriba es la suma de más de 2.000 imágenes del Telescopio Espacial Hubble NICMOS tomadas el año pasado.
Esta imagen abarca 300 por 115 años luz con tan alta resolución que las estructuras sólo 20 veces el tamaño de nuestro sistema solar son distinguibles.
Se pueden ver nubes de gas resplandeciente y polvo oscuro así como tres grandes cúmulos estelares. Los campos magnéticos pueden estar canalizando el plasma a lo largo de la parte superior izquierda cerca del Cúmulo Arches , mientras que los energéticos vientos estelares están tallando pilares cerca del Cúmulo Quintuplet en la parte inferior izquierda.
El masivo Cúmulo Central de estrellas que rodea Sagittarius A* se puede ver abajo a la derecha.
El por qué varias estrellas masivas, brillantes y centrales parecen no estar asociadas con estos cúmulos estelares todavía no se entiende.
Créditos: Hubble: NASA, ESA, &D. Q. Wang (U. Mass, Amherst);Spitzer: NASA, JPL, & S. Stolovy (SSC/Caltech)
El informe de www.abac.es
Nuestra galaxia es más grande y gira a mayor velocidad de lo que se pensaba. Estas son las principales conclusiones de un estudio presentado estos días en la reunión de la Sociedad Americana de Astronomía, celebrado en Long Beach (California). Mark Reid, del Centro de Astrofísica del Harvard-Smithsonian, fue el encargado de dar a conocer a la comunidad científica los resultados obtenidos a partir de las imágenes del sistema VLBA, formado por diez radiotelescopios que registran imágenes de alta calidad y que son los que han permitido deducir el tamaño de la Vía Láctea y a la velocidad a la que se mueve. La resolución de estas imágenes es tan alta que es equivalente a ser capaz de leer un periódico que está en El Cairo desde un cómodo sillón en Edimburgo.
Esto ha permitido saber que la galaxia a la que pertenece el Sistema Solar es más o menos del mismo tamaño que Andrómeda y no menor como se creía hasta ahora. Pero también es importante saber que se mueve un 15 por ciento más deprisa de lo que indicaban las predicciones realizadas hasta el momento. De su mayor masa y su velocidad se infiere que las futuras colisiones con galaxias vecinas pueden producirse antes de lo pensado. «Que la Vía Láctea tenga más masa de lo que se suponía implica que su fuerza gravitacional es más importante, lo que aumenta la probabilidad de colisión con Andrómeda y otras galaxias vecinas», indicó Mark Reid, aunque eso sí, no antes de miles de millones de años.
Los investigadores estiman que la velocidad a la que se mueve la Vía Láctea es de 914.000 kilómetros por hora, frente al valor de 792.000 kilómetros por hora aceptado hasta ahora. Esta velocidad permite a los astrónomos calcular la cantidad total de materia oscura, que constituye la gran mayoría de la masa. Ésta, según las nuevas estimaciones, es un 50% mayor, lo que hace que nuestra galaxia pueda medirse con Andrómeda, hasta ahora considerada nuestra vecina más grande y la mayor en nuestro Grupo Local de galaxias. Según Reid, «no volveremos a ver a la Vía Láctea como la hermana pequeña de Andrómeda».
Formación de estrellas
Asimismo, los investigadores sugieren que la Vía Láctea tiene cuatro brazos de gas y polvo en espiral en los que se forman estrellas, y no dos. No es el único hallazgo en cuanto a la formación de estrellas. Según otra investigación hecha pública en la reunión de la Sociedad Americana de Astronomía las estrellas pueden formarse muy cerca del agujero negro en el centro de la Vía Láctea.
Investigadores del Centro Smithsonian-Harvard de Astrofísica y del Instituto Max Planck de Radioastronomía hallaron estrellas jóvenes en el borde de este agujero negro, donde hasta ahora su presencia se creía imposible, puesto que las fuerzas gravitacionales son tan grandes -la masa del agujero negro es 4 millones de veces mayor que la del Sol- que estos «tirones» deberían disgregar a las nubes de moléculas donde germinan las estrellas.
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