Fuerzas invisibles, carambolas cósmicas y un eventual Apocalipsis. Parece ciencia ficción, y lo bueno es que sólo una proverbial mala suerte lograría que dejara de serlo. La última hipótesis sobre amenazas a las que se enfrenta nuestro planeta señala a los agujeros negros primordiales, restos compactos de materia oscura que podrían desviar a los asteroides y, en el peor de los casos, lanzarlos hacia nosotros.
El estudio de los asteroides como posibles causantes de catástrofes naturales ha recibido una gran atención en los últimos años, pero hasta ahora sólo se habían tenido en cuenta las pequeñas variaciones que podría sufrir su órbita a causa de los planetas.
Ahora entran en juego los agujeros negros, en concreto los que se originaron en el Big Bang y aún subsisten en forma de objetos increíblemente compactos: pueden medir sólo un metro y tener una masa equivalente a la de la Tierra.
Por ello, serían capaces de desviar a un asteroide si se juntaran lo bastante a él. Y lo peor es que ni siquiera lo veríamos, puesto que estos agujeros negros primordiales podrían formar parte de la llamada materia oscura del universo, cuya acción gravitatoria detectan los telescopios pero cuya naturaleza exacta se desconoce.
Según un reciente estudio del que se acaba de hacer eco la revista 'New Scientist', existe una pequeña posibilidad de que un agujero negro primordial ejerza su influjo gravitatorio sobre el cinturón de Kuiper, un grupo de asteroides situado tras Plutón.
Desafortunado encuentro
"Estos eventos podrían resultar en desastres, locales para nuestro Sistema Solar y globales para la Tierra", indica el astrofísico Alexander Shatskiy en su artículo.
Tras un desafortunado encuentro entre un agujero negro primordial y el cinturón de asteroides de Kuiper, podría originarse un cometa que, con la suficiente mala suerte, colisionaría con la Tierra.
Así ocurrió cuando los dinosaurios fueron borrados del mapa, y así ha ocurrido aproximadamente cada 190 millones de años en la historia de nuestro planeta, aunque no hay forma de saber si los agujeros negros primordiales han estado involucrados.
Los cálculos de Alexander Shatskiy, en todo caso, parten de la base de que toda la materia oscura -o, lo que es lo mismo, casi toda la materia de la galaxia- está formada por agujeros negros primordiales.
Debido a la naturaleza escurridiza de estos objetos, un cambio orbital en un asteroide provocado por ellos sería impredecible y, por tanto, mucho más peligroso.
Aunque poco se sabe de la materia oscura -de ahí su sonoro nombre-, lo cierto es que los agujeros negros primordiales, que se habrían formado en el origen del universo mediante inmensas acumulaciones de masa, son objetos teóricos que aún no han sido detectados.
Algunos expertos creen que podrían crearse pequeños agujeros negros en un acelerador de partículas lo bastante grande, como el Large Hadron Collider que está a punto de inaugurarse en Suiza.
(Tomado de El Mundo de Madrid, 12 de marzo de 2008)
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